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Bob Patten
Colorado

 

En agosto de 2004 en el campeonato nacional de natación de fondo de los Estados Unidos en Savannah, GA y coincidente con los Juegos Olímpicos de Atenas, Bob Patten batió el récord mundial de 200m pecho en la categoría masculina de70 a 74 años. Bob estableció el récord mundial cien días después de someterse a cirugía de cáncer de próstata radical. Esta es su historia.

En marzo de 2004, a los 69 años, creía que mi estado de salud era óptimo. Como un consagrado competidor de natación en US Masters, nunca transcurrían más de tres días sin entrenamiento desde 1981. Pero ahora no lo podía creer. Para la mayoría de los hombres de mi edad un nivel de PSA de 4 ng/ml no sería demasiado preocupante. Sin embargo, el incremento en comparación con el 2.7 del año anterior llamó la atención del doctor. Una biopsia lo confirmó, tenía cáncer de próstata.

Sin muchos conocimientos sobre la enfermedad, comenzó la búsqueda del mejor tratamiento. En un comienzo, el proceso fue sin prisa porque la información suele indicar que el cáncer de próstata evoluciona lentamente y rápidamente supe que “la espera alerta” se considera un nivel razonable de cuidado. Mientras analizaba las opciones un amigo me invitó a visitar a un amigo suyo a quien se le había diagnosticado cáncer de próstata y había optado por “la espera alerta”. Parecía una buena idea hasta que me enteré que su amigo estaba en el cementerio.

¿Qué hacer? ¿Braquiterapia, criocirugía, radiación o cirugía radical?

Sabía que no encontraría una solución fácil y comencé una búsqueda más realista de tratamientos. En mi primera consulta con el urólogo el Estándar de Oro de Asistencia Médica, es decir, la opción ideal era definida como la remoción radical de la próstata. La braquiterapia también se consideraba una buena opción. La radiación figuraba como opción pero muy por debajo en la lista mientras que la criocirugía se veía como un procedimiento demasiado nuevo.

El urólogo consideraba que la cirugía era la mejor opción especialmente considerando mi buen estado físico. Para mí, el solo pensar el corte a través de mi estómago y músculos abdominales para remover la próstata era suficiente para ahuyentarme de ese procedimiento. No podía imaginar cómo iba a volver a estar en forma luego de las ocho semanas estimadas de recuperación. Además, uno de mis sobrinos se había sometido hacía poco tiempo a cirugía abierta de próstata y estuvo a punto de morir por complicaciones en la transfusión de sangre.

La braquiterapia sonaba bastante bien. Después, en una semana conocí más de de cinco hombres que habían sufrido complicaciones con esta técnica. La cirugía parecía desagradable pero de todos modos mejor que la “espera alerta” o la braquiterapia.

Mi hijo Rick comenzó a investigar sobre la cirugía y encontró una técnica quirúrgica que no se realizaba en Colorado: la Prostatectomía Radical Laparoscópica (LRP). Luego de varias horas de investigación, Rick y yo nos dimos cuenta de que el nombre que más se vincula a LRP es el Dr. Arnon Krongrad, en Miami. Alrededor de la 1 de la mañana, Rick envió un correo electrónico al Dr. Krongrad explicando que a su padre se le había diagnosticado cáncer de próstata y como experto nadador no podía aceptar el daño que le ocasionaría la cirugía abierta. Rick también le trasmitió mi preocupación acerca de la complicación durante una cirugía de próstata que casi causa la muerte de mi sobrino. Fue un mensaje “por si acaso”.

En tres horas, Dr. Krongrad respondió personalmente el correo electrónico. Sorprendentemente, resultó que el Dr. Krongrad también era un experto nadador. En un giro del destino aún más extraño y maravilloso, Dr. Krongrad asoció nuestro apellido al deporte y preguntó si teníamos alguna relación Bobby Patten. Bobby es mi hijo y había sido entrenador de natación de Dallas del Dr. Krongrad.

Luego de intercambiar ideas con Dr. Krongrad y el doctor y urólogo locales, decidí viajar a Florida para la cirugía. En las semanas siguientes, decide participar en un torneo de carreras cortas en Indiana, pensando cómo serían las cosas si me sometía a la cirugía. En este torneo, mencioné a uno de mis compañeros de Littleton mi posible viaje a Miami para la LRP. Mencionó que su dentista, que vivía en el mismo edificio que mi hijo Rick, acababa de volver de su LRP con Dr. Krongrad. Todos los contactos conformaban una sensación inexplicable de que la dirección ya estaba fijada irreversiblemente.

Lo que vino a continuación solo puede describirse como una pesadilla por el seguro que se prolongó por un mes. La compañía de seguros denegó la solicitud del médico de atención primaria para que se autorizara a que el Dr Krongrad realizara la LRP y reenvió el asunto al Hospital Universitario de Denver. Excelentes noticias, pensé. No tendría que viajar y podría recibir el mismo tratamiento. Al intentar tener una entrevista con el Departamento de Urología del Hospital Universitario me enteré que dicho Hospital nunca había realizado una LRP, sino que estaba intentando comenzar el programa. Pude hablar con un urólogo asociado al hospital y amablemente apoyó mi decisión de acudir al Dr. Krongrad.

Cuando notificamos a la compañía de seguros que el Hospital Universitario no llevaba a cabo el procedimiento en cuestión, decidieron poner el caso a consideración de la compañía matriz. Luego de un par de semanas de análisis, la compañía denegó la solicitud al exhumar un obsoleto documento de un tercero que así lo establecía. Siendo bombardeados con correos electrónicos, faxes, estudios e informes, la compañía de seguros se negó a cubrir el procedimiento. La única alternativa era presentar una apelación ante CHDR, que supervisa compañías de seguros médicos complementarios como la mía. Mientras la batalla continuaba, el personal del Dr. Krongrad se mantenía en contacto enviando información, respondiendo preguntas e inclusive manteniendo la fecha de la operación.

La compañía de seguros perdió la apelación cuando restaba menos de una semana para la fecha establecida para la cirugía y se le ordenó proveer la LRP. En un último intento, tres días antes de la cirugía con el Dr Krongrad, la compañía de seguros aceptó cubrir el procedimiento LRP solamente si se realizaba en el Hospital Universitario, donde el procedimiento jamás se había realizado. El director medico de la compañía de seguros nunca atendía o devolvía los llamados telefónicos. Su política era claramente denegar, eludir y retrasar. Cuando restaban tres días para la operación, no tenía otra alternativa. Salí de mi seguro, lo que significaba que mi cuidado estaría cubierto por Medicare. El Dr. Krongrad la había solicitado a mi doctor mi perfil físico, y se determinó que era candidato para la LRP.

Bobby y yo volamos a Miami y conocimos a Ruth y Hope, Rick se nos unió a la mañana siguiente. Después de más de diez años, el Dr. Krongrad se reunió con su antiguo entrenador, mi hijo Bobby. Nuestro encuentro parecía más una reunión de nadadores que una consulta con un doctor. Bobby le entregó al Dr. Krongrad una camiseta del Dallas Aquatic Masters, que confería al Dr. Krongrad membresía honoraria al equipo. Cuando fue su turno, el Dr. Krongrad exhibió una atesorada camiseta realizada para conmemorar los entrenamientos de Lone Star Masters natación de fondo.

Luego de la necesaria evaluación médica, estaba algo tenso. Para aliviar la tension, el Dr. Krongrad nos invitó a Bobby y a mí al entrenamiento de esa tardecita en la piscina de 50 m. al aire libre en la Universidad Internacional de Florida. Fue una noche hermosa , con el sol ocultándose tras las palmeras. El agua se sentía de maravilla y estaba contento de que los efectos del procedimiento de preparatorio del intestino habían desaparecido. Le pedí al Dr. Krongrad que no se excediera en el entrenamiento, y el acepto cordialmente. Además, siendo un buen paciente, tuve cuidado de no nadar demasiado rápido para no avergonzar involuntariamente a mi cirujano la noche anterior a la operación. Bobby, que ha establecido numerosos records en natación, se divertía derrotando a los nadadores adolescentes que se encontraban en su andarivel.

El miércoles 5 de mayo de 2004, me registré en el hospital a las 6 de la mañana para la operación programada para las 7:30. Me desperté alrededor de las 10:00 de la mañana y mi primera pregunta fue cuándo empezaba la operación. La enfermera me informó que la operación ya se había realizado.

Alrededor de las 11:30, llegué a mi habitación. A las 12:30 aproximadamente, se me retiró la vía intravenosa del brazo lo que me permitió moverme con libertad y a voluntad, bajo el cuidado de uno de mis hijos o de una enfermera. Recibí alimentos líquidos en el almuerzo, la cena y el desayuno de la mañana siguiente. Sentí muy poco dolor y no tomé ningún calmante. Fui dado de alta a la mañana siguiente. Fue obsequiada una camisa de manga larga con monograma, que admitía al Dr. Krongrad en una sociedad secreta de nadadores, y me fui.

Nuestra siguiente parada fue un almuerzo ligero y luego fuimos a caminar por la playa. Caminamos una milla y media, descansando varias veces en el camino. Mientras caminaba decidí que participaría en las Nacionales de Larga Distancia a mediados de agosto.

Unos días después, en una consulta post operatoria con el Dr. Krongrad antes de irme, me enteré que el cáncer estaba limitado al órgano y que los márgenes estaban limpios. Fantásticas noticias. Más recientemente, mi PSA disminuyó a <0.1 ng/ml, como otra prueba de que el cáncer había sido eliminado.

En los siguientes diez días seguí caminando. En el décimo día, el catéter fue removido y la mayor molestia de la operación desapareció. Había regresado a Colorado el 10 de mayo y ya sin el catéter pude regresar a la piscina para un entrenamiento moderado. La piscina me pareció un lugar muy cómodo: nada de zambullidas o largadas abruptas (órdenes del doctor). Para mediados de junio, los entrenamientos ya estaban en un noventa por ciento del rendimiento previo a la cirugía y me sentía satisfecho con la decisión de competir en las Competencias Nacionales.

Los entrenamientos del resto de junio y julio continuaron mejorando, alcanzando a mediados de julio las mismas marcas que antes de la operación. Un mes después de la operación, me costaba creer que me había sometido a una operación de importancia, con tan poco dolor, sin cicatriz visible y sin tomar calmantes.

Para cuando llegó el momento de las Nacionales, me sentía como si nunca me hubiera sometido a una cirugía de cáncer radical. Me parece increíble considerando que tuvo lugar solamente 100 días antes de la competencia. En cualquier caso, fui a las Nacionales en Savannah, GA como un renovado miembro del grupo de entre 70 y 75 años. En este torneo, de excelente humor y en muy buena forma, participé en mi evento preferido, los 200 m. pecho. Al final, con dolor en las piernas y los pulmones ardiendo, miré el reloj. Había establecido un nuevo récord mundial para la categoría de 70 a 74 años, batiendo el antiguo récord por más de 1.5 segundos.

Había visto el programa de Pat Robertson antes de mi LRP y sabía que las recuperaciones rápidas eran posibles. Sin embargo, hasta donde sabemos, nadie ha establecido un récord mundial luego de someterse a una cirugía de cáncer de próstata radical, y mucho menos tan poco tiempo después de dicha cirugía. Someterme a cirugía y establecer un nuevo récord mundial fue una clara confirmación de que todo se encuentra bien. En señal de gratitud hacia todos los que se brindaron generosamente , he hablado con otros que estaban en la situación en la que yo me encontraba hace tan solo cuatro meses. Es lo menos que puedo hacer.

Muchas, muchas gracias al Dr. Krongrad, nadador como yo, por apoyarnos en la ordalía con la compañía de seguros, por hacernos sentir parte de la familia, por brindar un entrenamiento muy necesario antes de la operación, por proporcionar la cura indolora para el cáncer de próstata, y permitirme, después de unas pocas semanas de la cirugía el sueño realista de alcanzar un récord mundial en natación.
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